14 de septiembre de 2024.

Hoy nos dirigimos a unos recreativos Arcade para vivir la experiencia que nuestros padres y madres tuvieron en su juventud, cuando no existía internet ni los videojuegos online.

Una vivencia llena de luces y sonidos, acompañadas de risas y estrategias, donde se creaban lazos que perduraban más allá de la pantalla.

Fotografías de los juegos adornaban las paredes, contando historias de aventuras y héroes. Era un refugio donde la diversión y la camaradería se entrelazaban, un pequeño universo paralelo que hacía olvidar el mundo exterior.

Los chicos han disfrutado de la experiencia. Parece que, a pesar del paso del tiempo, lo bueno perdura.

Mª Jesús Garrido Alevia. Educadora.

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